La mesotelioma pleural existe en dos formas: (1) la difusa y maligna (cancerosa), y (2) la localizada y benigna (no cancerosa).
Las mesoteliomas benignas pueden ser removidas quirúrgicamente en muchos casos, generalmente no causan la muerte y generalmente no están relacionadas al contacto con el asbesto. Las mesoteliomas malignas, sin embargo, son muy graves. Afortunadamente, son raras – los médicos diagnostican unos dos mil casos por año en los Estados Unidos.
El resto de esta sección trata la mesotelioma pleural difusa. La mesotelioma pleural es un cáncer de las células que constituyen la pleura o el forro al rededor de la parte exterior de los pulmones y dentro de las costillas. Su única causa conocida en los Estados Unidos es el contacto con las fibras del asbesto, incluyendo las crisolites, las amosites y las crocidolites. Este contacto probablemente ocurrió veinte años o más antes de la aparición de la enfermedad, ya que su período de “incubación” es de muchos años. Es la variedad más común de mesotelioma, dando razon de alrededor del 75% de los casos.
La mesotelioma a veces se diagnostica por casualidad, antes de la aparición de ninguna síntoma. Por ejemplo, se han descubierto tumores durante examenes rutinarias del pecho por radiografía. Sin embargo, cuando se presentan síntomas, estas pueden incluír la falta de aliento, debilidad, pérdida de peso, pérdida del apetito, dolores en el pecho, dolores de la espalda inferior, una tos persistentes dificultades para tragar, solos o en alguna combinación. Un examen médico inicial a menudo revela una efusión pleural, la cual indica una acumulación de líquido en el espacio pleural – el espacio entre los pulmones y la pared del pecho.
El primer paso para detectar la mesotelioma pleural es, generalmente, una radiografía del pecho o una tomografía. Esto es seguido a menudo de una broncoscopía, utilizando un instrumento que permite mirar dentro de los pulmones.
El diagnóstico verdadero usualmente require una muestra de tejido obtenida por biopsia. La biopsia puede ser de aguja, abierta, o a través de un tubo con una cámara (torácoscopia). Si se ve una anormalidad a través de la cámara, entonces se toma una muestra del tejido al mismo tiempo, utilizando el mismo tubo. Este es un procedimiento de hospital que requiere anastesia, pero no es doloroso generalmente. Un patólogo examina la muestra de tejido.
El aumento de flúido causado por la efusión pleural generalmente puede ser detectado en una radiografía del pecho y se oye también durante un examen físico, pero un diagnostico firme sólo puede hacerse mediante una biopsia y un examen patológico. Esto es importante porque también existen las efusiones pleurales benignas y otros tumores de aspecto similar a la mesotelioma. Puede ser muy difícil diagnosticar la mesotelioma, son necesarias tintas de laboratorio especiales y mucha experiencia para entenderlas.
La extensión del tumor a través de la pleura causa un engrosamiento de esta. Esto puede reducir la flexibilidad de la pleura y encerrar los pulmones en una especie de faja progresivamente más restringidora. Al restringirse los pulmones, se reducen cada vez más de tamaño y se hacen menos funcionales, y la respiración se hace cada vez más difícil. Al principio, una persona que sufre de la mesotelioma se queda sin aliento sólo cuando hace ejercicios, pero al paso que se reduce el funcionamiento de los pulmones, él o ella puede quedarse sin aliento aún cuando está descansando.
El tumor se extiende por invasión directa a los tejidos vecinos. Al extenderse hacia adentro, puede comprimir los pulmones. Al extenderse hacia afuera, puede invadir la pared del pecho y las costillas, y esto puede ser extremadamente doloroso. La ciencia médica de hoy no sabe exactamente cómo y por qué, a nivel celular, las fibras del asbesto hacen que las células de la mesotelia se tornen anormales (malignas o cáncerosas). Así no se sabe si una sóla fibra causa el tumor o si son necesarias muchas fibras. Al parecer, las fibras del asbesto en la pleura pueden dar inicio a un tumor o pueden estimular su crecimiento; el tumor no depende de otros procesos para desarrollarse.
Hasta la fecha, no existe una cura para la mesotelioma maligna. La prognosis depende de varios factores, incluyendo el tamaño y el desarrollo del tumor, la expansión de este, el tipo celular y de que si responde al tratamiento, o no. La Firma ha representado a muchos clientes que han vivido cinco o diez años después del diagnostico, y la mayoría de ellos gozaban de buena salud durante la mayoría de esos años. Algunas de las víctimas de la mesotelioma se mueren dentro de unos cuantos meses; el tiempo de supervivencia promedio es de un año aproximadamente.
Las opciones de tratamiento para las personas con mesotelioma han mejorado notablemente, especialmente para aquellos cuyos cánceres son diagnosticados temprano y son tratados vigorosamente. Los tratamientos incluyen:
- la quimoterapia
- la radioterapia
- la ciruguía, y
- la ciruguía en conjunción con la terapia interoperativa y fotodinámica. También existen pruebas clínicas para nuevos tratamientos.
Los tratamientos que reducen el dolor y mejoran las funciones pulmonares tienen cada vez más éxito (aunque no pueden curar la mesotelioma). Se ha hecho más fácil administrar los medicamentos para el control del dolor. La extirpación de bulto (debulking) es un proceso quirúrgico que consiste de extirpar una gran parte del tumor y de reducir el engrosamiento de la pleura; esto puede proporcionarle al enfermo un gran alivio. Se ha empleado con éxito la radioterapia para controlar el tumor y el dolor por un tiempo.
Para más información sobre la mesotelioma pleural, vaya a:
- Instituto Nacional de Cáncer – para pacientes
- Instituto Nacional de Cáncer – para profesionales de la salud
- Sociedad Americana del Cáncer (en Ingles)